Mi Behobia 2013

Ya ha pasado el veranito y ya se nota el olorcillo… sales a la calle al caer la tarde y se nota en el ambiente. inf, inf!…. ya huele a Behobia. Además de los habituales entrenando, los circuitos donostiarras están llenos de gente corriendo unos y trotando otros. Algunos inconscientes creen que cuidándose de setiembre a noviembre van a ganar la apuesta de la comida con la cuadrilla… No os preocupéis que en patines es muchísimo más asequible que corriendo.

Yo la corrí en 2009 y el año pasado la hice en patines. Para los que dudan si hacerla, yo soy un pakete y ambas terminé dignamente (para mi, dignamente es tener ganas de repetir… Voy a añadir que para correrla entrené duramente más de 10 meses). Este año es la 50ª edición y parece una bonita ocasión para hacerla. Es una experiencia en las dos modalidades. Os voy a contar como viví yo la del 2013.

Hay dos momentos especiales en la carrera, el ratito de la salida y enfilar la entrada del bulevar. La carrera merece la pena sólo por estos momentazos. El resto es sufrir como un perro…

La salida es impresionante. 20.000 personas en zapatillas, vestidos con bolsas de basura correteando por la rotonda, música cañera a tope, miraditas al cielo, nervios. Vamos, un subidón. Te vas colocando en el mogollón del arco de salida (ver foto) y enciendes toda la tecnología (a mí me gusta los cacharritos…). El pulsómetro contando los pulsos de otro, que si el gps no pilla la señal, que si el sport tracker no está actualizado… siempre me pasa algo con estas cosas. Te vas colocando cerca del arco. No en primera fila, que te pasarán por encima, ni el último, que en los primeros metros es difícil adelantar. Buscas a los que crees que van a ser tus compañeros de carrera y tratas de salir en grupo.

!Pum¡ Salida. Me pasó algo que es bastante habitual. No se cerró bien el asunto del grupito y se me metieron tres por el medio y ya en los primeros 100 metros me quedé descolgado. No quiero dejar de mencionar al personaje de los rollerski, que salió en el medio del pelotón, sin casco y ocupando toda la calzada entre sus rolleskies y ¡bastones! y a mi, me j***ó la carrera… Iba muy lento y a ver por dónde le pasas.

El grupito en el que pensaba enrolarme se iba poco a poco y como no quedó claro quienes íbamos a ir juntos, nadie me esperó. Ojo, que no les culpo. Les veía en la distancia como se alejaban y no podía hacer nada. Para colmo, estaba el suelo mojado y había que empujar con cuidado. Iban pasando los kilómetros, más despacio de lo que me hubiera gustado y tengo a mi lado a Ongi. Nos vamos dando ánimos. En cuanto se despejó el recorrido nos encontramos con otro factor que conocíamos pero que no esperaba yo que fuera tan determinante. Hacía un vendaval del carajo. Y mira tú qué mala suerte que era viento en contra TODA la carrera. Y yo muy aerodinámico, no soy.

En las subidas, todo el mundo me pasa. Ahora, en las bajadas recupero lo perdido. Vaya, por ahora parece que se sube más que lo que se baja… ya llegará mi terreno. Ahora toca Gantxu. Este fue mi peor momento. De por sí, yo no subo bien. No tengo cuerpito de escalador colombiano. Sumamos el firme mojadito, sumamos el viento en contra. Resultado, !!!me quiero ir a mi casa!!!!. Amigos, la Behobia te ayuda a que sigas adelante. ¿qué c**o haces en medio de Gantzurizketa con los patines en la mano? la retirada no es una opción. Si bien creo que hubiera subido más rápido con los patines en la mano. Llegué a estar casi parado por el maldito viento. Bueno, parece que ahora iremos para abajo… pero no. No pude aprovechar todas las rampas de bajada como yo querría. El viento te frenaba y tenías que empujar como si picara hacia arriba. Mi frustración iba en aumento. No pude recuperarme del esfuerzo de la subida y no progresé hacia delante. Llegamos a la bajada de Lezo. Es mi primera vez. Prudencia. Según nos vamos acercando, dejo de empujar para bajarla sólo por gravedad. No me asusta porque está despejada, el asfalto no es malo y antes de la primera curva hay sitio suficiente para aminorar la velocidad. Me tiro para abajo. ¡Ja!, bajo a toda pastilla, 50 Km/h, ésta es la mía. Ahora vais a ver. Adelanto a uno, dos, tres, alcanzo a Ongi que se me había escapado un poquito. Pero poco más. El viento y el puerto me pone en mi sitio. Sigo cabreado con el mundo. Pasamos el puerto. Se me hizo más largo en patines que corriendo.

Ultima subidita y ya está! Trintxerpe está lleno de agujeros, el peor asfalto de toda la prueba (este año no se pasa por ahí…). Empezamos a subir. ¡Joe! que larga. Pasamos la gasolinera, la rotonda… ¡Venga! Se empiezan a agradecer los ánimos del público. Tengo a una chica al lado mío que se los lleva todos, Eh!, que yo también los necesito! Ufff… ¡la Asunción!, esto ya está. Es territorio más conocido. El único enemigo es el viento. Estoy cansado, frustrado y llevo un rato erguido como de paseo por bidegorrri. Vamos! Vamos! dice la gente. El público es fantástico. Curva de Jesuitas, queda un paseito. El viento sopla en el Corazón de María como si quisiera tirarte al suelo. Ya está, ya está! La gente anima y yo tengo la mirada puesta en el arco de meta que casi casi, lo adivino al fondo. Subidón, subidón!! La gente aplaude y me siento como si estuviera disputando el pódium. Aprieto el ritmo y trato de poner la postura base pero a estas alturas lo único que pongo es cara de velocidad. Metaaaaa!!!! Misión cumplida. He llegado. Y entero. Estoy contento pero a la vez frustrado. Creo que había trabajado para hacerlo algo mejor pero es lo que hay. Como será esto que por la calle Garibay, hacia el avituallamiento y las mochilas, ya estoy pensando en el año que viene.

Para colmo, la GOPRO que llevaba en el casco se ha quedado sin batería y no he grabado toda la carrera, el objetivo se empañó y lo grabado no se ve bien. El registro del sport tracker dice que subí Gantxu a 8 km/ hora y me parece mucho… la media de velocidad es triste, triste. Creo que voy a borrar el registro…

Texto y fotos: Javi Imaz

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